Aquelarre

1611, algún sitio entre Aragón y Navarra. El pánico a las brujas enloquece al campesinado. Hay<br>ojos que miran al bosque nocturno. Allí, en lo profundo, se cuenta que Satanás invoca a sus<br>concubinas. Predican con la obscenidad e invocan al granizo para llevar el hambre al pueblo.<br>Sin embargo, don Alonso Salazar y Frías, inquisidor que participó en el tribunal de las brujas de<br>Zugarramurdi y se opuso a la superstición, intuye que la realidad es más humana y perversa. Bajo<br>un edicto de gracia que amnistía a los endemoniados, cabalga junto a su discípulo por zonas<br>infestadas de brujomanía para entrevistarse con ellos.<br>Sin saberlo se dirige al final del camino.<br>Una bruja de las tempestades espera su sentencia en el calabozo.