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La alimentación de los peques es un tema que en ocasiones puede resultar totalmente desconcertante para los nuevos padres. Evidentemente, la lactancia materna desempeña un papel especial, pero a medida que el niño crece, tiene que probar nuevos sabores a la vez que preserva la salud. Desde la leche de iniciación hasta las deliciosas compotas de frutas, es fundamental elegir bien sin cargarse el presupuesto.
Necesidades alimentarias concretas
La comida desempeña un papel importante en el crecimiento de los niños. De hecho, afecta de forma activa al desarrollo tanto físico como mental. Por lo tanto, es importante no darles cualquier cosa para evitar carencias o favorecer ciertas patologías.
La leche de iniciación cubrirá todas las necesidades del recién nacido de 0 a 6 meses. Baja en proteínas y lípidos, estas leches proporcionan a los niños pequeños una gran cantidad de vitaminas y oligoelementos indispensables para su crecimiento. Este tipo de leche también está disponible en diferentes versiones en función de su hijo y de sus necesidades específicas: bebés prematuros, regurgitaciones, cólicos, alergias... Este tipo de leche puede sustituir por completo a la leche materna.
Cuando su hijo cumpla 6 meses y tome comida de verdad al menos una vez al día, puede considerar pasar a la leche de continuación. Esta leche acompaña la evolución alimentaria del bebé y complementa las comidas para compensar las carencias. A menudo se considera un producto de transición
Se suministra en tarros para garantizar una dieta equilibrada. La leche de crecimiento complementa la nutrición de su hijo a partir de los 10 meses. Este tipo de alimento aporta la dosis de hierro y ácidos grasos esenciales.
La diversificación alimentaria es una etapa esencial para enseñar a su bebé a comer de todo. Pero esto no es algo que se pueda improvisar, claro. Lo mejor es proponer a su bebé nuevos sabores de forma progresiva. Hay que empezar por los potitos de verduras, judías verdes, espinacas, brócoli o guisantes y luego, a partir de los 6 meses, hay que pasar a platos de verduras y carne. A continuación, es el momento de hacerle probar potitos de frutas: manzanas, peras, albaricoques, mandarinas... y todos los sabores dulces como la compota.
Para ayudar a su hijo a digerir estos descubrimientos, tómese su tiempo. También se dará cuenta de que su hijo preferirá ciertos sabores. Tiene sus propios gustos, así que aproveche para darle a conocer el mayor abanico de sabores posible.
La textura del potito para bebé es más o menos semilíquida para permitir que el niño coma sin dificultad. A partir de los 9 meses, podrá comenzar a masticar. Por lo tanto, podrá completar sus comidas con bizcochitos o trocitos de pan.
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Tanto si se decide por la leche infantil como por alimentos sólidos, alimentar a un bebé puede salir muy caro. Lo mejor elegir alimentos de calidad a bajo precio. Deberá verificar también los ingredientes de cada alimento para ofrecerle a su hijo lo mejor. Olvídese de los frascos con demasiada sal, son malos para los riñones. Apueste por potitos de alimentos y sabores naturales, no solo de aromas. Tenga en cuenta también el azúcar. Si le da de probar alimentos muy dulces, acostumbrará al niño al sabor y de mayor querrá más.
Si quiere que su hijo inicie unos buenos hábitos, puede darle comida orgánica. Cada vez más marcas ofrecen potitos orgánicos a precios razonables.
Para tener éxito en la diversificación alimentaria de su hijo, tendrá que variar los menús al máximo. Pero atención, tal y como ya hemos dicho, introduzca cada nuevo alimento de forma progresiva. También resulta muy útil saber si su hijo es alérgico a un tipo de alimento en concreto.
Puede empezar con productos lácteos específicos como yogures para niños pequeños. A continuación, podrá pasar a las verduras y, después, a la fruta. Empiece con sabores sencillos y añada poco a poco composiciones más complejas. Si teme cometer errores, puede optar por platos completos diseñados por fabricantes especializados en la primera infancia.
Para una introducción satisfactoria a los alimentos sólidos, observe a su hijo y cómo reacciona ante los alimentos. Cuando tenga entre 6 y 9 meses, podrá empezar a comer carne blanca y pescado. A partir de los 9 meses podrá probar carnes rojas y féculas.
... sin gastar demasiado
Como puede ver, alimentar a su hijo no es coser y cantar. Sobre todo porque el aspecto económico también puede suponer un gran impedimento. Para encontrar el mejor producto que se adapte tanto a su hijo como a su cartera, puede pasar horas y horas comparando diferentes ofertas o yendo de una tienda a otra.
Pero esto le puede llevar muchísimo tiempo. Por este motivo, encontrar ayuda puede resultar indispensable para no cansarse innecesariamente.
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