Tangos, jazz-bands y cupletistas: Crónicas musicales, de Caruso a Cléo de Mérode: 21 (Periplos)

<p>Julio Camba, literato &laquo;en peri&oacute;dico y maestro del art&iacute;culo y la cr&oacute;nica, nunca fue ni pretendi&oacute; ser un cr&iacute;tico musical. La m&uacute;sica que le gustaba podr&iacute;amos calificarla, en general, sin excesivos problemas, como &laquo;m&uacute;sica cl&aacute;sica ligera, es decir, que le gustaban unas m&uacute;sicas que eran la versi&oacute;n sonora de ese mismo esp&iacute;ritu ligero y travieso que animaba sus art&iacute;culos: una literatura bastante exigente en su sencillez y en su claridad pero que no quiere tomarse demasiado en serio a s&iacute; misma. Estos art&iacute;culos no pueden ser, por lo tanto, los de un cr&iacute;tico profesional, ni siquiera son los de un buen aficionado. A Camba le gustaba esa m&uacute;sica que no requiere una atenci&oacute;n excesiva para disfrutarla y que se puede o&iacute;r, adivinar m&aacute;s bien, en cualquier caf&eacute;, entre los ruidos de las cucharillas y de los platos, entre los rumores de las convers