Elogio de la Transición | Antonio Papell

<p>El cambio del sistema representativo en Espa&ntilde;a, que se ha hecho visible con el surgimiento de los nuevos partidos y ha culminado en las elecciones del 20 de diciembre de 2015 que han supuesto el final del bipartidismo imperfecto, ha lanzado el debate sobre la calidad y los or&iacute;genes del r&eacute;gimen democr&aacute;tico, que fue fruto del proceso de transici&oacute;n que la sociedad espa&ntilde;ola impuls&oacute; a la muerte del dictador y que desemboc&oacute; en la Constituci&oacute;n de 1978.</p> <p>Fue, sin duda, un proceso complejo en el que confluyeron intereses y anhelos diversos. La vocaci&oacute;n democr&aacute;tica de grupos que hab&iacute;an sido de oposici&oacute;n a la dictadura, el deseo de sectores m&aacute;s o menos neutros que se politizaron al atisbarse la llegada de las libertades, el instinto de supervivencia de elementos franquistas que vieron la posibilidad de adaptarse a la nueva realidad y de seguir medrando&hellip; se api&ntilde;aron en torno a u